una propia línea de defensa. Las ceremonias religiosas se pueden convertir en una defensa contra el llamado al arrepentimiento que hace Dios. La gente del tiempo de Joel tal vez podía lamentar en voz alta y rasgar sus vestiduras en señal de dolor, y luego pensar que Dios debía oírlos, sin permitir que su Palabra penetrara en su corazón endurecido. Esta es la razón por la que Joel continúa, “Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios” (v. 13). Él no quiere que
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